sábado, 27 de abril de 2013

"No todo es cómo aparenta ser." Capítulo 2. ¿Y a éste qué le pasa? [Tom]


Autora: Kimiko Mizuki.
Clasificación: +13
Advertencias: Lemon.
Género: Romántico, Humor.








Capítulo 2. ¿Y a éste qué le pasa? [Tom]





Desde hace algún tiempo he notado un poco raro a Bill… ¿Raro sería la palabra? No lo sé, anda un poco distraído de todo y a la defensiva. Georg una vez intentó sentarse a un lado de él mientras estaba en la laptop, y como si hubiese intentado violarlo, le mandó al suelo de un empujón, alegando después haberlo hecho por un impulso y no por haber querido. También ha andado más pegado a ése aparato que a cualquier cosa. ¿Qué hace? No tengo ni la más mínima idea, y a la más pequeña insinuación de querer preguntarle, sale con cualquier patética escusa. Sé que ninguna de las que me dice es cierta, lo noto por el nerviosismo con el que me suele contestar. Es como si estuviese planeando algo malo. Él sólo se pone así de nervioso cuando está planeando alguna travesura y siente que está a punto de ser descubierto, no sé por qué pretende engañarme si sabe que no hay ser humano que le conozca tanto como lo hago yo.

Pero eso ya no es lo que realmente me tiene a la expectativa de sus acciones, sino el hecho de que a cada oportunidad que le pillo desprevenido, lo encuentro mirándome con una expresión que no sabría descifrar. Es algo que me pone realmente nervioso, pues su mirada es penetrante, profunda e inquisidora; ésas que sólo él podría dar y hacer que mis palpitaciones aumentaran más de lo que deberían. Definitivamente algo le estaba pasando, pero no sabía qué exactamente. ¿Debería averiguarlo? ¿Qué es lo que está pasando por la mente de Bill en estos momentos?




—¡Tom! ¡Otra vez has subido más la nota de lo que deberías! —Aquél grito de David había hecho que el menor diera un pequeño respingo al ser sacado tan abruptamente de sus pensamientos—, ¿qué te pasa, hombre?

—L-Lo siento… Estoy un poco distraído… —Respondió con un poco de pena mientras rascaba su mejilla con notorio nerviosismo, pues tenía la mirada expectante de todos los que se hallaban en el estudio puesta sobre él, incluso la de la chica encargada de repartir la bebida a los del equipo.

—No, es que casi no me doy cuenta —El sarcasmo era más que notorio en las palabras dichas por su manager—. Vamos, empecemos de nuevo –Dijo con cierto deje de resignación, cosa que hizo sentir un poco mal a Tom, pues ahora no sólo Bill era el que andaba con una actitud rara, sino que él también estaba adquiriendo algo de ése extraño comportamiento.

Inconscientemente dirigió la mirada a Bill y éste efectivamente ya tenía su mirada clavaba en él, con una gran interrogante plantada en todo su rostro. Seguro se preguntaba qué le tenía tan distraído, como para no fijarse en qué estaba tocando con la guitarra su gemelo mayor. Y a comparación de otras veces, Tom no apartó la vista y mantuvo el contacto visual con el otro, como si sólo eso bastara para saber lo que pasaba en la cabeza del contrario. A veces una mirada vale más que mil palabras. Pero más que resolver sus respectivas interrogantes, más dudas abarcaron en su mente; dudas como ‘¿Qué es lo que me quieres transmitir con ésa mirada?’ ‘¿Por qué siento esto con sólo mirarte?’ ‘¿Qué planeas?’ ‘¿Por qué mi palpitar se acelera?’ El tiempo se había detenido a su alrededor. En ése momento sólo ellos dos existían…

Bill emitió una sutil sonrisa, una cargada de un inexplicable sentimiento de paz, tranquilidad, cariño, amor… y ésa sonrisa sólo iba dirigida a Tom, quien sólo abrió con sorpresa sus ojos al hallarse a sí mismo correspondiendo a ésa sonrisa. Sus mejillas se tiñeron de un leve tono carmín y apartó con exageración su mirada, no queriendo que nadie se percatara de aquello que había sucedido en aquél fragmento de segundos entre los dos, ni en cómo sólo esa sonrisa de su hermano había hecho mella en él. Tom acomodó en su regazo la guitarra y tomó la uña dispuesto a retomar en donde habían dejado, mentalizándose a sí mismo en concentrarse en su instrumento y no pensar en nada más, al menos mientras estaban grabando; era la última canción y no quería retrasar más el proceso. Bill por el contrario volvió a sonreír para sí mismo con una mezcla de satisfacción y timidez al saberse correspondido por su hermano <al menos ahora sé que existe alguna oportunidad> se dijo mentalmente el menor, sintiendo un ligero cosquilleo en su estómago ¿Acaso son éstas las famosas ‘mariposas en el estómago’? rió por lo bajo sin poderlo evitar, sus sentimientos ahora se agolpaban con más fuerza en su interior, casi sentía que en cualquier momento lo gritaría, pero no, eso era algo que sólo le incumbía saber a su gemelo. Ahora nadie más aparte de él debía saber.



—Tomi… —Un pequeño niño de 9 años daba pequeños toquecitos a la mejilla de su gemelo que dormía plácidamente en su respectiva cama, mientras le llamaba con bajos susurros. Hacía más de media hora se había desatado una terrible tormenta que le tenía con los nervios de punta, casi al borde del llanto, sentía esa cama donde dormía más amplia y fría de lo normal, quería estar con su hermano, no quería sentirse solo—. ¡Tommy! —Le llamó con más insistencia y apretó la mejilla de éste con un poco de fuerza, obteniendo como respuesta el ceño arrugado del mayor mientras luchaba con el sueño para poder abrir los ojos. Al lograrlo, no del todo pues se miraba somnoliento, intentó distinguir la silueta de su hermano menor por diez minutos en la oscuridad.

—¿Qué…? ¿Bill? ¿Qué ocurre? —Preguntó el de rastas frotándose los ojos con una mano mientras se apoyaba sobre su antebrazo para verle mejor.

—Tomi… Tengo miedo —El pequeño ahogó un sollozo mientras agachaba la mirada. Sólo eso bastó para que el otro entendiera lo que le quería decir. Sin más palabras de por medio, el mayor se corrió a un lado para dejar espacio suficiente para que el otro entrase, y así lo hizo.

Una vez estuvieron los dos entre las sabanas, se abrazaron de manera cálida y protectora; el mayor acariciando con gentileza los cabellos del menor, intentando así tranquilizar su llanto silencioso. Se miraron en un pequeño intervalo de segundo, transmitiéndose así la seguridad de que ahí estarían el uno para el otro hasta el final de los tiempos: cuidándose, protegiéndose y amándose mutuamente. Sellaron aquella muda promesa con una suave e inocente rose de labios que no duró más que unos cuantos segundos, para después volverse a estrechar entre sus brazos, quedando así plácidamente los dos dormidos, velando cada uno por el sueño del otro, sintiendo como la calidez del cuerpo del otro reconfortaba en lo más profundo de sus almas… El abrazo de dos almas gemelas.


Tom abrió con parsimonia los ojos y los talló con la intención de quitar en ellos el rastro de sueño que aún quedaba, sin siquiera moverse de su lugar, se quedó mirando por largo rato el techo de su habitación, como si esto fuese lo más interesante en el mundo ¿qué fue ése sueño…? O más bien… ¿a qué se debe aquél recuerdo? Aquella duda asaltaba su atormentada mente. Después de ése sueño, sentía cierto calorcito reconfortante en el pecho, es como si… como si descubriera sentimientos que desde hace mucho tiempo estaban cultivos en lo más profundo de su corazón.

Se levantó de su cama y se dirigió a la cocina por algo de tomar. Moría de sed. De camino a ésta no vio a Bill por ningún lado, cosa que le extraño un poco pues éste no le había dicho que saldría, o tal vez estaba en su habitación. Al llegar a su destino, abrió el refrigerador y sacó lo primero que vio; que fue una lata de coca-cola, y comenzó a beberla con total desinterés, perdido en sus pensamientos.

—¡Mnngh…! —Tom se ahogó y estuvo a punto de escupir el refresco que se hallaba en su boca cuando sintió como unos delgados brazos le estrechaban por la cintura y le apegaban al cuerpo que se hallaba detrás suya, y no sólo eso, estaba 100% seguro que le acababan de dar una lamida en el lóbulo de su oreja, y ahora sentía una tenue respiración golpeando la curvatura de su cuello, haciéndole estremecer con ligereza. Giró levemente el rostro y observo de quien se trataba—. ¿B-Bill…?

—Tomi —Ronroneó suavemente, mirando con determinación a su gemelo—, Tom...





















Continuará.

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