Un día, recostada sobre mi cama mientras el reproductor pasaba al azar las canciones que en él habían, mi mente fue cautiva de los recuerdos...
Otra vez...
¿No soy la única que, en algún momento de su vida, o de su día,
se encierra en su mente... verdad?
Dónde re-vivimos sentimientos... Alegrías, tristezas, nostalgias, dolor... Dónde, inevitablemente, el "hubiera" ataca. Pero el "hubiera" nunca existió, salvo en nuestras entrañas llenas de culpa, donde no puedes hacer más que lamentarte.
¿Recuerdas cuando tú única preocupación era colorear sin salirte de la linea?
Cuando crecemos muchas cosas pierden su magia, muchas cosas cambian; nuestros ojos se abren, y la realidad nos abofetea cruelmente. Y duele, duele ver que las fantasías cultivadas se dispersan entre nubes negras. O en el mejor de los casos, quedan atesoradas en aquél lugar dónde siempre que puedes, te dejas atrapar, tus pensamientos. Tus recuerdos. Pero tenemos que afrontarlo, y seguir adelante. Ser fuerte, al menos delante de las personas, piensa qué: todos ven lo que aparentamos; pocos lo que somos.
Nuestra mente es un arma de doble filo.
